Dramaturgo / Alejandro Moreno Jashés  

 

 


Tengo un nombre y quiero otro

de Alejandro Moreno Jashés

Uno

Coro de nacimiento: Los dolores del parto encarrilan un mundo mojado
y desde  la altura vemos que un ferrocarril va y otro viene húmedo
estos dolores son los necesarios
pero este parto esta cargado de muerte
porque queda uno mojado
Padre: (grita) Nooooo que se quede ella
y otra se muere
húmeda
en este parto   hace frío y los dolores no entibian nada
y una cabeza aparece que se mueve en un cuerpo que se enferma
transpira
y nace un niño
(que es el del juego)
Padre: Nooooo que al niño no lo conozco
Coro: pero la madre se enferma y tísica cae
húmeda
y el padre la mira toser sabiendo que ese parto fue innecesario
que es muy pobre
Padre: No, no yo no puedo criar a un niño solo
Coro: que no se entiende
el mundo y las hojas caen
mojadas
por la lluvia que riega el pueblo donde nace
un niño que
con sangre
y su madre muerta
con sangre y por eso la cara del niño, su aspecto y su hambre
por eso la vida que lleva y las cosas que hace
por eso las cosas que escribe y la letra que se le sale
entre una cosa y otra mira las terceras cosas
y sabe que la lluvia es un enjambre de abejas desterradas
y se pondrá otro nombre no el que sale
en una acta de nacimiento que esta hace 100 años en montón de papeles, junto a la otra acta, la de defunción de la madre.
Padre: Noooo que se quede ella que es la madre de mis otros hijos
Coro: Así él tiene un nombre y quiere otro quiere
otro nombre para que se le llame
para que desde lejos le apunten
para que así figure en la lista de sus viajes
para que así se le lea en árabe
y en los ojos de su padre es el niño que mata a su madre
y se disfrazará de obispo y de alcalde
de emperador romano y de panadero
y se siente siempre culpable
pero el nombre que quiere el niño titulará las calles
Padre: ¡¡¡noooo!!!

Fin del juego muerte de la madre, padre indignado desde un rincón. La lluvia deja de caer. El niño está exhausto. La mujer que  representa a la madre, el hombre gordo y el joven flaco desaparecen.Está el  padre con el niño sentado a la mesa. Pueden venir incluso cansados de la escena anterior, no hay continuidad espacio-temporal en esta obra.

Padre: (Sentándose  a la mesa) Cómo te quiero cabro de mierda, dime tú cómo tengo que quererte, mira espera que no tardo, voy a la estación, no para recoger a nadie, para subirme a un tren y perderme. No te muevas de acá y no hagas escándalos, no te pongas enfermo, por favor no hagas nada. Voy y vuelvo. Tengo que ir hacer la plata para alimentarte. Y agradece estar acá y no afuera trabajando como yo. Y si te estas riendo también agradece y agradece si lloras y también si duermes, deja de quejarte y en vez de hacerlo agradece que hay gente que no puede reírse, ni ponerse a llorar, ni menos dormir, así que agradece en las mañanas que te has levantado y no te has muerto en el sueño y que puedes levantare y echarte algo a la boca y agradece aunque sea poco, porque hay gente que se levanta con  ganas de volverse a dormir del hambre, así que agradece que puedes ir a una escuela y aprender algo. Y si tienes frío agradece haber nacido tan al sur, agradécele a la lluvia que si no fuera por ella tú no tendrías que comer y a  la tierra que tiene que aguantar al pueblo en el que naciste. Agradécele a este  pueblo que va a dejar que tus huesos y los míos se pudran en él. No te olvides nunca que eres pobre.
Niño: Quiero un pájaro verde y uno rojo, quiero tener una mesa más grande que ésta y vasos de colores, quiero un cuadro gigante y una ventana que de al mar, nooo quiero el azul del mar por la ventana, eso quiero y quiero tener un escondite. Quiero ir de aquí para allá.
Padre : Cállate cabro de mierda.

(El padre sale y aparece el hombre gordo. Está de espaldas al público y el niño se cuelga a sus brazos a pedirle cosas. Las mismas cosas que decorarán las múltiples casas de Pablo Neruda).

Niño: Quiero ese
Hombre: También ese
Niño: Sí, ese y este otro (Asiente)
Niño: No, quiero cambiar ese, por dos de los azules
Hombre: Entonces quieres éstos dos pájaros azules en vez de esas revistas viejas
Niño: No, también quiero las revistas y quiero que sean rojos los pájaros
Hombre: Si, igual llevaremos los rojos que son bonitos
Niño:
Hombre: Si ese es muy bonito
Niño: Si ese también lo quiero (Quiebre)
Niño: Dime que estoy contento
Hombre: Estás contento
Niño: Dime que estoy feliz de tener la edad que tengo
Hombre: Estás feliz por tu edad
Niño: Dime que voy a crecer
Hombre: Vas a crecer
Niño: Dime que voy a ser grande
Hombre: Vas a ser grande
Niño: Dime que voy a ver agua y no le voy a decir agua
Hombre: No vas a llamar agua al agua
Niño: Ni al frío, frío
Hombre: No le llamarás como todos al frío
Niño: Dime que siempre le voy hablar a la muerte
Hombre: Siempre Niño: Dime que estoy durmiendo
Hombre: Estás durmiendo

(El niño se queda dormido y de inmediato empieza con estertores producto de una pesadilla.)

Hombre: No te asustes ni de mis palabras, ni de los ladridos, que tampoco son tantos, que mis mentiras sólo son para exagerar un poco las cosas. No hagas caso a todo lo que digo, pero si tenle pánico a  la lluvia, porque ahora sueñas que todo se inunda y por eso saltas ahora en tu pesadilla. No le tengas miedo a los monstruos que están para eso, para asustar solamente, pero tenle miedo a la lluvia que se lleva todo lo vivido. No te pongas a llorar ahora que es una pesadilla y tus lágrimas te dan más frío. Tenle pánico a tu origen. A lo que ves desde esos ojos, que son nidos, que son tus ojos durmiendo en tu cuerpo tan poco crecido, que es el único al que te podrás llevar cuando te despierte el destino. No le hagas caso a todo lo que digo pequeño mío, no me creas tanto y pídemelo todo.

(El niño ya no tiene estertores. Entra el Joven delgado)

Joven: Estás mejor, que bien, me alegra porque seguirás durmiendo mientras yo voy a enterrar al hombre que fue mi padre, voy vestido de negro como irán mis tíos. Voy por una ciudad que se me repite porque me la comí, como en tus pesadillas. Esta tierra que está delimitada por dos signos de interrogación hoy se tragará a mi padre, que no será ya raíz de nada, solo del frío. Se ha muerto mi padre y llueve también en el cementerio. El cajón se abrió y llueve sobre mi padre muerto, el agua partió las flores y regó a todos los muertos tendidos.
Hombre: (Desde otro espacio, una cena elegante) Gracias por venir hoy, otra vez me siento honrado, pero justo al frente… (Habla del Palacio La Moneda, se escucha un helicóptero) Gracias por venir y finalmente después de cada cosa que digo aplaudir, me siento entre ustedes seguro, pero justo al frente… quiero decir muchas cosas, pero ahora no puedo, no se si debo, porque justo al frente… Siempre los homenajes son alegres pero hoy, mi muerte, justo al frente.

 

(Se va o desaparece) (Entra el padre)


Padre: Acabo de volver por entre los rieles y aún no sé cómo quererte, dime cómo lo hago, cómo se inventa lo que no se siente.
Niño: Tengo un nombre y quiero otro
Padre: ¿Qué? Cállate
Niño: No quiero mi nombre quiero otro
Padre: Qué nombre
Niño: Otro
Padre: Mira en vez de cambiarte el nombre abrígate y deja de comer que vamos a tomar un tren
Niño: A donde
Padre: A tomar un tren
Niño: Pero para qué
Padre: Cállate y ven
Joven: Para tomar un tren no hay motivos. Se puede inventar todo, menos el tren y los rieles. Para subirse a un vagón no hay motivos. Se puede inventar el paisaje que lo ves en rallas de colores, el viento, inventar como se mueven los árboles, se puede inventar incluso que el tren va lento y que llegamos tarde. Se puede tomar un tren en cualquier dirección si se inventa el destino. Inventar que te esperan, que te vas dejándolo todo, que llegarás a un pueblo que conoces o que es primera vez en el que estás, puedes inventar el nombre de las calles, pero no puedes  inventar la lluvia y su furia, eso no. También puedes decidir a quien ver a tu llegada. Puedes mirar lo que viene y recordar lo que has visto. Se pueden hacer maletas y llevar las cosas de un lugar a otro en tren. Puedes, una vez llegado al destino, no volver nunca al lugar de donde partiste sin saber a dónde  ibas.
(Desaparece)
Padre: Mira ves esa casa
Niño: Sí
Padre: Esa es tú casa…  ¿Ves a esa mujer?
Niño:
Padre: Esa es tu madre
Niño: ¿Mi ma-madre?
Padre: Sí…Y esa niña que está ahí
Niño: Si, quién es
Padre: Esa es tu hermana (El niño está atónito y mojado)
Padre: Anda, entra que estas mojado (El niño entra)
Padre:  Ahora tienes que dormir, mañana al levantarte no te olvides que esta es tu madre y esa tu hermana.

(El niño se duerme y nuevamente tiene pesadillas. Habla el Joven delgado que se arregla. El hombre gordo se viste de traje elegante ó podría ser bonito que el hombre gordo vista al joven delgado muy pobre y el joven viste al hombre gordo de traje elegante)

Joven: Naciste en un momento, en un rato salpicado del tiempo. Te llovieron mucho antes de nacer y ahora no estas
Hombre: Ni tú ni yo
Joven: No estamos
Hombre: No estamos
Joven: En este momento que ya pasa y el otro que también pasa y este mismo que ya pasa. No figuramos
Hombre: No estamos
Joven: Es así…Nunca podemos estar y no es cosa rara
Hombre: No estamos aunque nos vemos. Aunque mientras comamos y engordamos no estamos en el peso del presente, que es dudoso segundos antes y segundos después
Joven: No estamos, ni siquiera hablamos aunque yo diga, aunque ni siquiera sepamos
Hombre: Pero hacemos viajes y ganamos premios. Nos enamoramos y nos creemos dueños
Hombre: Nada (El hombre se va)
Joven: No es nada por eso escribo y escribo de todo porque nada está porque aparecen en las letras que son las únicas que no se van y son del presente que nosotros escapamos así rueda de bicicleta te agradezco y fuerza del que pedalea los días no como yo que no estoy, ni siquiera bajo la rueda y me entristecen las grietas y de las manos y de las paredes la de los terremotos y la de mi piel que tampoco está salvo para aparentarme y en el cuerpo adentro todo es negro y funciona perfecto y la luz del día y la luz del sur de Chile diamante puesto en tu mano celeste el color dorado del sol del norte triste y triste por las grietas de los cerros que engañan y engañan y hablan y hablan y yo que ahora creo que hablo escribo y ya no estoy salvo el letra anterior a la que salivo.

(Padre y joven)

Padre: Quiero explicarte que la vida es dura
Joven: La vida es una piedra
Padre: Quiero explicarte que no puedes perder el tiempo
Joven: Entonces como me acuerdo
Padre: Quiero decirte que no creas demasiado en tus juegos, que no te conviene, que es mejor que te dediques a algo que te sirva, en donde puedas ganar algo de dinero. Siempre seremos pobres, pero tratemos de no serlo, eso es lo que yo hago desde hace tiempo entre los rieles. Te veo tan poco ágil, eres tan escueto, no quiero que confundas las cosas, deja de perder el tiempo, mírame a mí que siempre voy y siempre vuelvo. Quiero que estudies algo que te de por lo menos. No estoy pidiéndote que seas sabio, sino que puedas hacer algo correcto. No quiero que sigas con esos juegos, ni esa obsesión por cambiarte de nombre. No quiero ver más papeles escritos con cosas que no entiendo. Te suplico que botes esos cuadernos, te obligo que los arrojes, que no te sirven y escúchame lo que te digo: que ese juego te va a dar a ti por muerto.

(El joven empieza a vestir con un gran terno negro al niño que se pierde en esa ropa tan grande)

Padre: ¿Por qué te pones eso?
Niño: Porque voy a enterrar a mi padre, voy a enterrarte así, de negro, voy como irán mis tíos, mira como llueve, da lo mismo que tú estás muerto. Voy al cementerio de esta ciudad con lluvia a  dejar tu voz y a creer en el viento. Voy a despedirme de mi padre. De ti, de tu acento. De tus miedos, de tus lamentos. Voy a enterrar al hombre que fue mi padre con los pies demasiado fríos como para caminar por entre miedos de las tumbas cercanas al lugar en donde pierdes absolutamente todo el movimiento.
Joven: (Continúa con la misma línea discursiva) Y ahí quedarás. Reposarás mucho más tiempo del que se te fue permitido moverte en tus jornadas laborales.
Ahora vas a escuchar desde abajo, como viene un tren desde lejos. Vestido de sur te dejo.
Hombre: (Siempre desde la cena elegante) Gracias a todos lo que hoy han venido, para mi es un honor recibir este reconocimiento. Yo se que alguno de ustedes tienen sueño. Yo muchas veces pesadillas, pero es la lluvia, es el invierno, gracias por venir, por mirarme con esos ojos, pero no me miren así que me enamoro y me pierdo. 

Ahora se retrata la vida de Neruda en las pobres pensiones de Santiago de Chile, sin dinero y muy delgado. No me he podido olvidar al escribir esto de la falta de alimentos que sufrió en esta época. Es por eso que estas secuencias que escribo a continuación tienen dos planos escenográficos. Un espacio es una habitación muy pobre de pensión y el segundo es una mesa muy refinada, que alude a la cantidad de recepciones que se le hacían al poeta en grandes banquetes, en embajadas y hoteles.Ambas en distintas épocas y estilos.

 

 

Pensión

Joven: Nada me anima, nada que se mueve me sorprende, nada que veo me alucina, esta pieza es un horror y la lluvia dice muerte, después de repetir en su trayecto mi nombre, nada me moviliza, no tengo más ganas que las de mover la mano, no puedo estar así por más tiempo, no se que hacer, escribo cartas las envío y me llegan, no puedo soportar más esta pobreza, que es hambre, pero también es miedo, no se que pasará mañana, no puedo contentarme con hoy, este hoy que  esto. Miro por la ventana y me inventan en esta calle sucia. Trato de moverme, pero no puedo… no soy claro en las cosas que digo , ni en las cosas que veo, miento demasiado y pagaré por ello, estoy pagando ahora también otro suceso, estoy pagando lo que imagine con furia, estoy pagando, sé que algo estoy pagando.
Estoy pagando el haber nacido tan al sur como el trueno. Estoy pagando mi nombre y no me alcanza para pagar mi acento, estoy pagando con mi cuerpo la vida que me invento. Robo de hambre y robo de los días algunos hechos, pocos y simples… mientras estoy pagando veo como me endeudo. Necesito cosas raras, para poder creer de nuevo. Quiero otras cosas no las que estoy viendo. Quiero otro día, otro día que no sea tan de invierno.


 

Entra a la habitación la dueña de la pensión

Dueña de la pensión: Si usted no paga no se puede quedar, yo lo siento, no es  que lo quiera echar, pero yo necesito el dinero
Joven: Pero es que le pago mañana
Dueña de la pensión: Es que si no me paga mañana se va, con el dolor de mi alma, lo echo, sus pocas cosas las junto y las tiro. Usted no es mi hijo y no tengo porque hacerle favores.
Joven: Mañana
Dueña de la pensión: Usted dice siempre mañana (Se va) y yo quiero hoy.
Joven: Hoy, hoy estuve pensando y me dolió la cabeza como ayer cuando salí a dar un paseo y me dolieron las piernas, hoy me pongo frente a las cosas de esta casa, que es una pensión pobre,  todas las cosas de esta pensión y veo que cada una tiene un peso y de inmediato pienso que puedo reemplazar todas las cosas que tengo en esta casa por piedras que pesen exactamente igual a las cosas que le han dado a este lugar una apariencia.
Madre: (Aparece la madre muerta) Estás tan delgado que te podría llevar un poquito de viento, sólo un poco de él.
Joven: Y miré por la ventana y sentí que las cosas pesaban, y me di cuenta de que no tenía casa, sino una gran número de piedras. Por la ventana vi el peso de las piedras que caminaban, por la calle que se inventa detrás de la ventana.
Madre: Estás en los huesos y eso debieras dejárselo a las calaveras
Joven: Hoy, no saldré a caminar porque nuevamente me dolerán las piernas. Hoy me doy cuenta de que los días no son piedras, sino plumas, son plumas de un pájaro ordinario, de ninguna ave exótica son las plumas de los días. Me topo con alguien que no es piedra y nos tratamos mal. Hoy me gustaría sentarme y descansar, que mi cuerpo se olvide de mí y que se sepa al mirarme que soy piedra y no yo.
Madre: Eres tan flaco, tan sencillo, pero no eres como cualquiera.
Joven: Hoy me doy cuenta que nunca escribí un diario, uno así de dolor infernal como lo de los meses pasados y pesados de piedras.
Madre: Ay, los huesos de mi hijo
Joven: Hoy que pretendo ser piedra y no de ti, me caigo al suelo más de lo debido. Me doy cuenta de que mi vida es lo que hice y que he hecho muchas cosas mal y ahora todo se tratará de tocar a una pluma suave y otra dura del cuello. Ahora que estoy ausente, que no me veo ni me parezco quisiera empezar de nuevo, pero vivo en una ciudad de piedras y de plumas que no me lo permiten. Hoy que soy bueno, ya no creo en dios y me doy cuenta de que mis errores no puedo remediarlos. Es así. Es la pobreza
Madre: Hijo, come lo que sea. Llénate de pan, engorda. Ay su calavera, ay su monumento.
Joven: Es la vida por la superficie tonta la que da vueltas. Es la vida innecesaria la que pedaleamos y ahora que es la vida real la que sueño estoy en una pesadilla. No exijo nada de nada, de nada, de nada, de nada, y si repitiera esto mil veces sabrías dónde estoy y que deseo. (A la madre) Perdona mi espectáculo tan pobre. Y me interesa que sepas que no me obsesiono con tu personaje, sino que te dimensiono. Y lo único que hay de común entre el teatro y la vida son las emociones: y yo no las oculto. Y el miedo a perder la sensación de haberte liberado de mí es lo mismo que repetir un ensayo, que sepas que se muy bien, ahora, qué es la vida y cuál su espectáculo. Quisiera aliviarme, como digo, como me digo, como me digo ahora que no me llamas y ahora con hambre y tener hambre es algo que a uno lo pilla desprevenido, no sabemos realmente cuando la sentimos, es algo terminal como el deseo, es salvaje, el hambre... desde el hambre se entiende al mundo y no comido se sobreactúa. Este es el cuadrado (Lo dice por la ventana de la habitación) pobre desde dónde aprendo y miro. Cada vez que miro me doy más cuenta de lo pobre, que es esta triste habitación. Me complica mucho que esta habitación vaya ser mi vida. Pienso que las paredes de esta habitación se descascaran como yo pienso que pasan los días. Esta mesa es sencilla y cuando tengo rabia digo que esta es una mesa de mierda y pobre. Estas paredes tienen un papel del que no se distinguen ya los motivos. Desde esta habitación yo me veo. Este suelo está limpio, pero es un suelo feo y sucio. Este suelo es deprimente y cuando tengo rabia digo que este es un suelo de mierda, y me acuerdo de cómo le digo a los suelos con agua de mi infancia. Después paseo los ojos por los libros que hay en esta pieza y sé perfectamente cuales he leído y cuales releídos. Desde esta habitación uno al mundo lo imagina horrible.

(Entra el niño a la habitación de la pensión vestido con el traje que le queda inmenso)

Niño: Yo acá pondría la parte delantera de un barco.
Joven: ¡Yo también! y acá ¿Qué pondrías?
Niño: Una mesa azul con vasos de colores
Joven: Yo pondría acá, por ejemplo, una estantería gruesa de color rosado
Niño: Y le ponemos fotos de otros países
Joven: Tenemos que hacer los viajes
Niño: Acá yo pondría un cuadro
Joven: Y dentro de el ¿Qué habría?
Niño: El retrato de una mujer que me guste mucho
Joven: Tendrás que conocerla para saber lo que verías
Niño: No, porque voy a tener varias
Joven: Entonces tendrás que esconder lo cuadros después de cada orgía
Niño: Yo acá voy a poner una escultura gigante
Joven: ¿Tú crees que acá cabria?
Niño: No, porque esta no va ser tu casa
Joven: Entonces tampoco la mía
Niño: No y sabes que vamos a tener varias
Joven: ¿Y cómo las reconocerías?
Niño: Poniéndoles nombres
Joven: Claro, así se sabría

(Se activa otro espacio del escenario en  donde esta el gran banquete y vemos una mesa enorme llena de comida y muchos cubiertos, etc.)

Hombre: Gracias por venir, perdón por mi retraso. Estoy feliz de estar entre ustedes y doce cubiertos con cinco tenedores a un lado y cuatro cuchillos en otro. Estoy feliz, eso es lo primero y me acuerdo de mí patria, eso es lo segundo, pero también estoy triste por ello y así que lo mejor será que decir que estoy feliz entre ustedes, sí, eso es lo más importante que tengo que decir: que estoy feliz que me miren con esos ojos y hablar sobre mi por horas. ¿Qué? ah, sí, Birmania, realmente Birmania es un país inventado, raro, rarísimo. Con unas costumbres y con unas palabras, ay Birmania ¿Dónde estás que no te veo?. Gracias, gracias por brindar por mi y no me miren con esos ojos que me enamoro... soy un árbol que se pega las hojas... Salud y salud también por ustedes. Soy un árbol que se pega hojas...Gracias por estar acá, por venir a verme, por estar entre ustedes en esta cena jamás imaginada, esta noche es una noche alucinante y en la oscuridad de esta noche, lejos de esta fiesta ¿Qué árbol soy? y entre ustedes bellas personas, si, bellas personas que brindan por mí, porque hoy me he ganado un premio, que no es menor y lo disfruto junto a ustedes. Estoy feliz y estoy borracho, no, no quiero comer muchas gracias,  gracias, esta todo delicioso, pero se me quita el hambre cuando me acuerdo de mi juventud, no, que he comido antes de salir y perfumarme, muchas gracias, gracias, gracias, de corazón, no se como agradecer y es un dilema ridículo.

(El hombre en una servilleta mete la comida y la esconde, esta acción debemos registrarla para poder entender la escena siguiente)

Hombre: Vuelvo enseguida, un momento, tengo que hacer una llamada a Chile, es importante.(El Hombre se  va a la habitación pobre del joven delgado)
Hombre: He traído algo
Joven: ¿Qué, además de años qué?
Hombre: Te traje esto (Le da el paño con comida)
Joven: No la quiero gracias
Hombre: Pero mira como estas
Joven: Pero mírate a ti, finalmente engordo
Hombre: Pero tienes hambre ahora
Joven: Y tú tienes una lastima que seguro si la como, vomito
Hombre: ¿Qué te pasa?
Joven: Que no te conozco
Hombre:  Ah
Joven: ¿Qué dirás de mí cuando vuelvas a la mesa?
Hombre: No hablaré de ti, que te pasó en Birmania
Joven: Prefiero que te vayas porque estoy escribiendo

  (Se va y vuelve a la mesa elegante)

Hombre: He tenido que hacer más de una llamada, perdón por mi retraso... uf que son cinco o seis horas menos allá. Qué... que les cuente de Birmania (Neruda no quiere hablar de eso, porque le ha dicho al joven Neruda que no lo hará) Ah, si... Como ya les dije ¿no?... Bueno… Bueno ella fue una mujer impresionante, como si hubiese sido inventada, algo raro, rarísmo…

 (Vuelve a la pensión)

Hombre: Sabes que me he emborrachado…
Joven: Sabes que el niño tiene pesadillas
Hombre:
Joven: Y tú te emborrachas
Hombre: Sí y además tengo una mujer y tengo otra
Joven:
Hombre: Sí tengo una vida y tengo otra
Joven:
Hombre:
Joven: Tenias mucha hambre
Hombre: Sí
Joven: Te acordaste de la lluvia
Hombre:
Joven: ¿Estás borracho?
Hombre: Si... ¿Qué pasó en Birmania para poder contarlo?
Joven: Duérmete...Yo voy a robar algo de comida
Hombre: Pero si te he traído algo
Joven: Si, pero yo tengo hambre ahora. Hoy te ganaste un premio guatón. Debes volver a la mesa (El niño se despierta y vemos que sale) ¿Dónde vas tú?
Niño: No, yo no puedo dormir, hoy se murió mi padre, voy de inmediato. Llueve, acá y en el cementerio, irá poca gente y si no voy se notará. Voy de negro como irán mis tíos, delgados como se ve la vida ahora que mi padre está tendido, y llueve sobre su silencio, voy a enterrar a mi padre con frío, con los pies húmedos y el cuello mojado. Me entrará agua por el cuello...y no sentirá más de lo que sabe, porque esta así , deudo, entre otros que vivieron como él, y las líneas de un tren muy cargado pasan a metros de él, para que no se olvide. Muere en el sur el que fue mi padre que ya no será raíz de nada, sólo del frío. Dueña de la pensión: (Irrumpe) No ha pagado hoy. Sus cosas están afuera. Lo siento. Váyase Entra una mujer hermosa, es la mujer que Neruda conoció en Birmania, la exótica Josie Bliss, aquella que lo amo con furia y que a él le terminó por asustar tanto que tuvo que arrancarse, por miedo a que lo matara. A esa mujer el joven Neruda no la conoce, entonces resulta ser una aparición. Una premonición que se volverá realidad escenas más  adelante.
Mujer exótica: Voy a inventar un país al que vendrás dentro de poco
Joven: ¿Y para qué?
Mujer exótica: Para que veas que no todo esto es igual a tu pobre habitación
Joven: Qué país inventas
Mujer exótica: Invento el país en el que me he criado
Joven: Y las costumbres ¿Estas hablando de Birmania?
Mujer exótica: Claro, invento las costumbres del país de donde vengo, también la lengua que hablarán todos para sorprenderte y cada vez que la quieras aprender aparecerán más palabras inventadas para que creas que nuestra lengua es inmensa como los campos de arroz en los que trabaja la mayoría de la población del país inventado
Joven: ¿Y cuándo iré?
Mujer exótica: Cuando salgas de esa pobre pieza
Joven: ¿Y qué haré?
Mujer exótica: Serás soldado, el soldado que vigilará los días y te sorprenderas de mi
Joven: ¿Por qué?
Mujer exótica: Porque soy salvaje y dolorosa
Joven: ¿Qué?
Mujer exótica: Sí. Te va a sorprender mi acento, mi manera de mover las manos y sobre todo te va a sorprender el color de mi piel
Joven: ¡De tu piel!
Mujer exótica: Sí de mi piel
Joven: ¿Y dónde has puesto a tu país?
Mujer exótica: En medio de otros tan extraño como este
Joven: Mi país también es inventado
Mujer exótica: No, tu país ya sufre desde hace mucho tiempo. Justo al frente. No oyes los gritos.
Joven: ¿Cuándo llego?
Mujer exótica: Cuando seas encargado de tu país en el mío
Joven: ¿Y qué haré?
Mujer exótica:  Me conocerás y te volverás loco. Yo soy una mujer extraña para ti y hago que  sientas que es extraña la vida y son extrañas las cosas y crees demasiado en lo que ves y ese es tu error. Yo soy una mujer, me invento rara para ti. También son raras para ti nuestras costumbres que se inventan para confundirte y aunque no entiendas para poder responder a mis palabras te van a volver loco mis abrazos, y me invento tan violenta que te espanto, que te asusto, y más te atraigo. Eso  pasó en Birmania.
Dueña de la pensión: (Irrumpe) No ha pagado hoy. Sus cosas están afuera. Lo siento. Váyase.

(El hombre vio la escena de él joven con la Mujer Exótica y vuelve a la cena).


 

 


 


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