Dramaturgo / Marcelo Sánchez  

 

 


Filoctetes (La herida y el arco)

de Marcelo Sánchez

Vista 13


La calle con la gigantografía con el rostro de Victoria. Ella misma caminando muy lentamente frente a la foto. Aterida. Desde sus ojos, el maquillaje resbala hacia su rostro, en una expresión muy diferente de la sonrisa prometedora de la gigantografía.

Victoria: Barcelona no borrará las heridas. Buenos Aires no limpiará el beso de la embriaguez. Yo era clase media-media, y ahora soy el papel couché de los catálogos y las portadas escandalosas. ¿Estás preparada para la familia?. ¿Cómo te has tomado el éxito?. Tu panorama para un fin de semana perfecto, tu último libro, tu película preferida. ¿Te golpeaba tu padre?. ¿Qué le dirías a la juventud?. ¿Tienes problemas con los desnudos?. “No, pero sólo si están justificados artísticamente”… perra, puta, soñadora, trepadora, ambiciosa, frágil, cocainómana, ninfómana, ingenua… ya no puedo volver a mi casa en el barrio sur, a mi mantel de plástico, a mi taza de té en jarrón de loza, a mi peluche de gorila, y mi colección de esquelas y sobres con los personajes del Rey León, ya no puedo volver a una playa ni meterme dentro de una lavadora o digitalizarme en una imagen que navega por internet para consumo de los adictos de medianoche. Yo tuve miedo. Y corrí mi riesgo cuando su herida hirió mi olfato con su llanto suave, hediondo, viril y húmedo. ¡Ninguna ciudad va a llevarme el centro de mis ojos!. ¡Ningún viaje a Cancún para fotos de portada va a sacar de mi risa la amargura!. ¡Ninguna!

(Lanza un tarro de pintura hacia el rostro de la gigantografía. Llora sorbiéndose los mocos y parece pelear con el aire).


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