Dramaturgo / Manuela Infante Guell  

 

 


Rey planta

de Manuela Infante Guell

Atardecer

Se termina la hora de visitas. Se cierran las puertas del palacio. Se inicia el aseo del palacio.

1.
Voy a prohibir el uso de la palabra soledad en este reino, porque ninguno de ustedes tiene derecho, ustedes no saben. La soledad es tan distinta de lo que ustedes llaman soledad que para nombrarla realmente, probablemente habría que usar otra palabra.

2.
Me canso de que me cierren la puerta para que esté tranquilo, si estoy tranquilo, ¿no me ven?, déjenme la puerta abierta, quiero estar intranquilo, inquieto, incomodo, porque si uno esta intranquilo, inquieto, incomodo significa que uno tiene un cuerpo. Me canso de estar solo conmigo, de mirarme el ombligo (Ojalá pudiera mirarme el ombligo).
La verdad es que estoy harto de mí. Hubo una vez que me descubrí y me sentía orgulloso de lo que iba entendiendo por mi, pero ya no entiendo nada, porque yo no se si uno se entiende o uno se siente no más.
Simplemente ya no me sorprendo, me conozco todas las jugadas. Cuando me levantaba pesaba lo que sabía que iba a pesar, ni un esfuerzo más, ni un esfuerzo menos. La justa medida de lo que soy es una horrible condena.
¿Qué tendría que hacer? ¿Dejar de respirar a mis espaldas y recordar como era ahogarse?... No puedo. Tengo reflejos, tengo un sin fin de reflejos que no me permiten sorprenderme. No puedo pegarme porque me defiendo, no puedo hablarme porque se lo que me voy a decir, no puedo hacerme cosquillas porque no me dan, y cuando me miro por mucho rato, no me pongo nervioso, solo me dan muchas ganas de llorar, y eso, si que no puedo hacerlo...
Lo único que me va quedando son mis reflejos, mis reflejos y mi voz, si es que mi voz no es también un reflejo de mí, y si es que yo y mi voz, y mis deseos de llorar no somos más que un reflejo de otra cosa. Pero si todo yo soy un reflejo... ¿Qué reflejo?... ¿De qué soy el reflejo?... ¿Qué es lo que estoy reflejando con mi cuerpo y mi voz que me dan tantas ganas de llorar cuando eso que estoy reflejando se mira en mí?

(Silvia lo asea).

3.
Mírame, Silvia, mírame. Mírame (La mira intensamente como si creyera que puede hablar con la mirada) mira, oye, mírame. ¿Silvia? Mírame. Un segundo. Mira, mira, mira. (Silvia canta, suavecito, para si misma, el rey canta con ella, ella se detiene y lo mira)... ¿Y ahora qué hago?... me miró... me está mirando, ¿Qué hago?.

 (Impotente el rey grita con toda su fuerza, luego llora, luego se ríe de si mismo, luego llora un poco más. Por fuera no pasa nada, Silvia reinicia el aseo y el canto).

4.
Ser planta
Ser verde
Ser y no mover
Estar y no hacer
Querer y no poder y no querer
Estar a punto
De ser
Casi, casi ser alguien.
Tengo horas así. Sobretodo en las tardes, cuando oscurece y cierran las puertas del palacio para hacer aseo.
Cuando nadie me mira me cuesta saber quien soy.

5.
Los cerros que tengo al frente se parecen tanto a mi que a veces creo que si pudiera mirar para abajo a mi mismo vería caminos, vacas y ríos, y me daría cuenta que creer que soy un príncipe que mató a toda su familia con una metralleta y que luego fracasó en suicidarse, es solo la fantasía de un cerro con demasiada conciencia para ser cerro y demasiada ambición.
Quisiera ser un cerro café, seco, tranquilo, mudo Por dentro y por fuera, mudo. Estar hecho de capas superpuestas, ordenaditas por material. Primero la roca, luego la arcilla, luego la tierra húmeda, luego la piel. Capas ordenaditas para hacerse cargo de todo, para silenciarlo todo con su eficiencia.
Y me gustaría ser parte de una cordillera, pero no saberlo. Porque es cuando se sabe que se es parte de algo que empieza el terror, el terror a perder algo.
¿De qué se agarra un cerro de otro? ¿Cómo se dan la mano? ¿Dónde se dan la mano? ¿Me daría usted la mano Silvia a ver si me hago polvo? ¿A ver si lo que siento se convierte en capa de roca y se tranquiliza, o en capa de tierra húmeda y le brota algo?
A ver si me hago sentido.
A ver si lo que he sentido me da sentido.
A ver si me quedo solo con los sentidos.
El oído para acordarme que estoy mudo.
El olfato para saber si algo se quema.
El gusto para saberme por dentro.
El tacto para saberme por fuera y
la visión para aprovechar la vista de la ciudad de noche.
Nada más.


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